miércoles, 9 de marzo de 2011

La influencia del Anime

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El primer contacto que tuve con el Anime (animación japonesa) fue como a los 5 o 6 años, antes de eso había visto un poco a los Power Rangers quer eran un especie de Shonen utópico, recuerdo algo de Doug, Tintin y Cocomiel, si bien algunos me gustaban mucho y al día de la fecha me siguen gustando, nada se comparaba con lo que iba a venir.

Recuerdo bastante bien una tarde en la que yo había vuelto del colegio a la casa de mi abuelo, en ese entonces yo estaba en el primer año de la escuela Primaria. Debo haberme puesto a boludear con la tele y vi lo que desde ese momento iba a convertirse en una pasión para el resto de mi vida. Un pendejo con super poderes que cagaba a palos a los malos. Con un opening genial, canción pegadiza y un protagonista que sonreía de oreja a oreja sin mostrar ningún tipo de culpa por haber fajado y/o matado a alguien en le capítulo anterior. Dragon Ball fue amor a primera vista.

Por supuesto lo seguí desde ese día hasta que cumplí los 12 y Magic Kids pasó el final. Con el tiempo y dedícandole horas y horas a la televisión fui descubriendo otros anime que tendrían influencia en mi vida. No drasticamente como haciéndome padecer epilepcia, pero la influenciarían al fin.

Cuando vi por primera vez Slam Dunk un anime de chicos de secundario que jugaban al basquet contra otras escuelas, sufrían en los partidos y de tanto en tanto se cagaban a piñas no lo pensé dos veces y empecé a incurcionar en ese deporte. Por suerte a 4 cuadras de mi casa había una cancha de basquet más o menos decente. Como todos mis "amigos" del barrio jugaban al fútbol y yo era medio malo, decidí probar suerte en "el Playón Polideportivo de Barrio Los Granados".

Jugar basquet fue una de las primeras cosas que decidí tomarme en serio gracias a la motivación del anime. Iba religiosamente todos los días a jugar/practicar (hasta recuerdo haber madrugado para ir a tirar al aro). Era el peor de todos los que jugaban ahí, sin contar que era muy bajito, pero algo me inspiraba a seguir para mejorar. Más tarde descubriría que ese algo era sentirme identíficado con el protagonista de la serie, Hanamichi Sakuragi, un chico de 15 años, colorado, al que no le daba bola ninguna mina y empezó siendo malísimo en el basquet, lo único que lo engrandecía era que media 1.80, que podía cagar a trompadas a cualquiera y que jugaba y se mataba entrenando para poder acercarse de alguna forma a la chica de la que estaba enamorado, que era fanática del basquet obviamente.

Más tarde, un poco gracias a la obsesión de mi madre, el anime me llevo a hacer el esfuerzo más grande de toda mi niñez. Prepararme para rendir el ingreso al colegio secundario Manuel Belgrano, hasta el día de hoy uno de los mejores colegios secundarios de mi ciudad, es el colegio al que asistió mi madre (de ahí el interés) y al que asiste actualmente mi hermano menor.
Recuerdo como me levantaba a la mañana en pleno invierno cagado de frio y me iba en bicicleta hasta la casa de mi "profesora particular" (una vieja chota que debería estar presa) para preparar los temas del examen. Yo sabía sin embargo que el esfuerzo iba a valer la pena, ya que sabía también que en ese colegio existía la escuadra de basquet en la que podías jugar si eras bueno, y yo a esa altura ya era bueno. No me importaba una mierda más que eso, esa era mi motivación. Había escuchado de la boca de mi madre que era un muy buen colegio, el mejor de Córdoba, que tenía esto y aquello. Todo eso me chupaba un huevo, yo quería entrar anotarme en la escuadra y jugar partidos contra otras escuelas igual que Hanamichi y el equipo de Shohoku.

Para bien o para mal fallé el examen y no quise volver a intentarlo de nuevo por motivos que quizás cuente algún día. Pero lo que sí había aprendido era que esforzándose uno puede mejorar y hacer bien las cosas. Y eso lo había aprendido mirando anime.

Ahora que lo recuerdo, algo parecido había pasado cuando miraba Super Campeones (Capitan Tsubasa), pero el furor no duró mucho, también recuerdo sueños geniales en los que salía volando, me cagaba a piñas y tiraba rayos de energía con las manos. En fin, el anime tuvo bastante relevancia en mi niñez y hasta diría que en mi adolescencia con I''s y algún que otro caso que no recuerdo puntualmente. Hasta el día de la fecha me gusta y hay series muy interesantes para ver.
Para quien no conoce del tema son sólo dibujos animados donde todos poseen poderes y los personajes tienen unos ojos enormes, pero la verdad es que el anime, más bien el manga diría yo, es mucho más que eso. Cuenta con excelentes guiones que hace gente que se quema la cabeza pensando historias que valgan la pena, además de tratar diferentes temáticas, como la guerra, la historia japonesa (se tiene muy en cuenta y en todos los anime se pueden encontrar rasgos particulares de esa cultura), el racismo, la sexualidad, la religión, etc. Hay animes y mangas que son realmente obras de arte y vale la pena verlos, también películas, es sólo cuestión de incurcionar y no prejuzgar.










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1 comentario:

  1. MI ANIMÉ FAVORITO ES, FUE Y SERÁ DETECTIVE CONAN. Y PUNTO FINAL, JAJA.

    UN BESO GRANDE, http://malatendida.blogspot.com :)

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