domingo, 21 de noviembre de 2010

Delirios de grandeza

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Ultimamente me he estado alimentando con el olor del exito ageno (lo cual es bueno y malo), desde gente cercana conocida, hasta grandes a los que conozco por foto. En este tiempo de lenta maduración odiosa, empecé a indagar, en realidad más bien a entretenerme con el trabajo de otros. Artistas gráficos, escritores, músicos, diseñadores, aquellos que llaman mi atención para resumir.

La verdad es que me da un poco de envidia esta gente, me refiero a aquellos que pueden hacer lo que aman y vivir para seguir haciéndolo. Pero cuando los veo no puedo evitar proyectarme viviendo como si mis pies fueran los de ellos. Desde una madre con vocación por la enseñaza, un periodista que va a hacer la revista de sus sueños, hasta una vecina artista que se está destapando, y así podría seguir toda la noche, de todas estas personas hablo cuando digo que siento un 5% de envidia y un 95% de admiración por lo que hacen.

Querer ser como esa gente y averiguar de qué forma se hace es todo un dilema. No es de ahora que lo vengo pensando, en mi cabesita ya me he dibujado una serie de pasos para lograrlo. Uno es básiquisimo, lo conocen todos, así que voy a dar por sentado que todo el mundo sabe de lo que hablo. Y el resto ya es de caracter personal, todas las criaturas del señor son distintas, por lo tanto todos los caminos si bien pueden cruzarse, son totalemte distintos.

Es en eso en lo que he estado disperso últimamente, en esa cuestión de decidir por cuál camino comenzar a andar. Pensar que joraca quiero, desarrollar una visión del futuro que sueño, agarrar un pico y una pala y largar. Es por eso que me resulta odiosa el tramo de esta etapa, y lo voy a resumir con una palabra tengo grabada a fuego: DESFASAJE. Un periodo caquero en el que estás como un bobo a mitad de camino, no vas ni para atrás ni para adelante, lo único que se puede hacer es mirar hacia los costados

Hoy me dieron ganas de escribir acerca de esto, de las ganas de ser quien uno pretende ser.
De cómo se consigue eso y de cómo es el camino no puedo ni opinar, sólo soy un borrego que está queriendo asomarse a espiar un mundo de grandes.










Post/Data: Planeo dejar esta abierta la cuestión, ya que lo que acabo de hacer no fue más que un capricho. En estos días voy a hacer el proceso mental que corresponde para ya compartir esta idea de forma un poco más decente, oh sí.










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viernes, 5 de noviembre de 2010

Detesto 4#

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* Quedarme sin bebidas alcholicas en medio de la noche

* Que la lluvia impida la rápida adquisición de lo anteriormente mencionado

* Que me escupan el asado descaradamente

* Que mis medias se rompan en el dedo gordo

* La comida desabrida

* A los naranjitas

* Que me cresca el bigote

* Que cueste tanto conseguir cuete

* Dormir incómodo

* A la raza humana


Fin



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martes, 2 de noviembre de 2010

¿Tiempo de cambios?

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Hoy hace una hora aproximadamente, volvía a mi casa pensando en cómo iba a despotricar en contra de la humanidad y sus miserables miserias, en como iba a putear a diestra y siniestra, aun conciente de que no repararía nada con eso. Y de golpe, casi llegando a la parada del colectivo surgió en mi algo inusual, pero qué extrañamente se viene jestando hace bastante ya y lo he dejado pasar por alto.


El día de hoy venía siendo un día común, exepto por el calorón que hizo todo estaba bien. Hace unos días se presentaron un par de malestares, o en realidad sólo uno, el otro ya estaba. Saqué dos turnos para hacerme atender. Uno me lo dieron para hoy 2 de Noviembre y el otro para mañana - ¡Fantástico! - dije yo, no hay mejor cosa que hacerse revisar lo antes posible, cosa difícil porque por lo general un turno te lo pueden dar en una, quizás dos semanas.


Después de terminar con mis "tareas" me fui en colectivo al centro de salud, viaje dormido en varios trayectos y cuando estaba llegando a la parada en la que tenía que bajarme me desperté de golpe y bajé apurado pensando en que se me iba a hacer tarde para ver al doc. Para serciorarme de eso quise sacar mi teléfono celular para ver la hora y ¡sorpresa! mi teléfono no estaba en el bolsillo en el que lo había dejado. Gran descuido de mi parte, sabiendo como son algunas personas, en fin, no le dí mucha importancia (al principio) y seguí caminando rápido para no perder el turno.


Llegué a destino y esperé a ser atendido, mientras una señora gorda discutía con el empleado al que tenía que pagarle el bono contributivo. La señora habló aproximadamente por unos 5 minutos y cuando desistió de lo que sea que estuviera reclamando, atendieron a otra señora y después me atendieron a mi. Pagué el bono y me anuncié en resepción. -No hay situación que no pueda empeorar - esa frase fue la que se me cruzó por la cabeza cuando el resepcionista me dijo que el Dr no me acuerdo cuanto se las había tomado.


Saqué un nuevo turno y me fui a mi casa, ahora sí, indignado por el robo choto y sin mucho esfuerzo que me habían hecho y frustrado por haber ido al pedo hasta ese lugar, en ese momento empezó a molestarme todo a mi alrededor, los semáforos que no me dejaban avanzar, el calor, el dolor de estómago que me daba el solo hecho de pensar en matarme tomando cerveza cuando llegara a casa, el ruido, el smok, el pago de la deuda externa, todo. Y de un momento para otro, cuando iba llegando a la parada del colectivo, en mi cabeza se accionaron una serie de pensamientos positivos, que no me caracterizan para nada. De la nada y sin darme cuenta ya estaba mirando el vaso medio yeno, en vez de roto y con toda el agua desperdiciada en el suelo.


De golpe mi mente ya le había sacado ventaja cada uno de los hechos recientes. El hecho de no tener teléfono y no poder comunicarme con nadie, en especial con mi novia que está a unos 1000 km de distancia, me hizo pensar en poder explayarme más con un e-mail de unos cuantos párrafos, en vez de con mensajes de pocos carácteres. Que de esta forma me sentiría ansioso como, un chico en navidad, por recibir respuesta de ella y que sería otra forma tan o más agradable de comunicarme con ella. Una variante aceptable, pensando que hace años ninguna de los dos métodos existía y que la gente se las arreglaba de igual forma.
Luego pensé "al menos el Gastroenterólogo podrá llegar antes a casa, a ver a sus hijos y a su esposa, o simplemente a descansar después de su día de trabajo", era increible como de la nada y por generación espontanea aparecían ideas positivas en mi cabeza.


En ese momento recordé que este cambio no es cosa de hoy, sino que ya se venía dando y yo era muy conciente de ello ¿Qué había pasado con la idea de que la gente de tanto en tanto hacía que el vivir se tornara odioso? ¿a dónde estaba el yo que creía que esos que intentaban sacarle una tajada de positivismo a las desgracias prácticamente lo único que hacían era rechazabar la realidad estúpida e inutilmente? ¿en qué lugar se había perdido todo eso? (ni falta hace que lo piense demasiado, la culpable tiene nombre y apellido). El punto es el siguiente, el positivismo me está dominando, ya no es la ligera capa exterior que cubre la maraña de mala leche que me agarra cuando me pongo mal. Ahora viene al último, como desde mi conciencia, como si una voz me hablara para calmarme y sobarme la espalda, para que entre en paz ¿Será un mecanismo de de defensa, para que mi mentesita no entre en estado de alteración? Quién sabe.

Por último, antes de que el día diera un vuelco inesperado y pudiera ser feliz por unos minutos, un bicho se pozó en mi ombro, cuando quise sacármelo orinó y me dejó un olor horrible, ahora se me llena el culo de preguntas para saber que tendrá de positivo eso. Se los cuento en la próxima si me acuerdo.










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