viernes, 8 de octubre de 2010

Crónicas de un perdedor: parte 2

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Resignado, salí del local, saludé amablemente a Agustín y al pelado Maxi, caminé hasta la escalera y cuando pisé el segundo escalón me di cuenta del tiempo que había invertido, en la esperanza que acababa de romperse de conseguir trabajo, en los cospeles que había gastado, en la cara de orto de los clientes que había soportado al pedo, básicamente en todo lo que había sido en vano por así decirlo. En ese momento me invadió por cinco segundos un sentimiento bastante común en mí: sentí decepción hacia mi propia especie, triste de ver cómo la codicia y el individualismo te convierten en una mierda más, y eso que yo había recibido una caricia a comparación de las cosas terribles que le pasan a otras personas. Pasados esos cinco segundos, apreté los dientes y quise volverme a tirarle todos los estantes y golpear al que intentara detenerme, como a todo esto mis piernas siguieron moviéndose y ya estaba en la puerta del Tontódramo, entré en razón y desistí de mi idea.

Volví con pocas ganas a mi casa, tragando saliva y masticando el fracaso de hacía un rato. No quería que nadie me preguntara nada, no quería ver la cara de buenos ánimos de quienes tenían fe en que iba a conseguir ese trabajo, para decirles "no va a poder ser, porque el viejo hijo de mil putas ese me sacó cagando".

Al tiempo de no encontrar trabajo, una semana después más o menos, un día mientras iba con la mente en blanco manejando me sorprendió una mujer llamando desde un número privado.

"Numero Privado" -leí en mi celular- este debe ser Juancito, pensé.  

Yo: ¿Qué hacés Juan? estoy manejando ahora, te llamo más tard...

Mujer: hola habló con Nah... (Tuuuuuuuu)

Yo: uh que pelotudo para qué corté... espero que vuelvan a llamar...

(Sonó el teléfono de nuevo y rogando que no me viera un zorro gris porque iba por pleno centro, atendí el teléfono)

Yo: ¿hola?

Mujer: hola sí se cortó recién ¿habló con el señor Nahuel Araujo?

Yo: sí, él habla...

Mujer: te hablo de JC vos nos dejaste un curriculum la semana pasada ¿quería saber si podrías asistir a una entrevista mañana por la mañana?

Yo: sí ¿a qué hora más o menos?

Chica del tel: ¿a las 10 de la mañana podrías?

Yo: sí sí, puedo ¿en el local de JC?

Chica del tel: sí, ahí mismo.

Yo: listo, muchas gracias.

Chica del tel: no, por nada.... (Tuuuuuuu)

“Bueno, una nueva oportunidad... habrá que ver”. Yo habló sólo, todo el tiempo, en el auto, en mi casa, casi siempre si estoy sólo, casi.

Al otro día me vestí en forma presentable y llegué con 2 o 3 minutos de puntualidad, le dije a una chica que estaba en la caja que tenía una entrevista a esa hora...

Chica caja: ahhh la chica que hace las entrevistas no vino todavía, es raro porque tenía que estar acá a las 10 ¿te podés dar un vuelta tipo 10:30? 

Yo: sí, en media hora vuelvo, nos vemos.

Estuve dando vueltas por el micro centro, por los locales a los que siempre voy para pasar el tiempo. Me entretuve mirando historietas, sombreros, juguetes, cd's y pensando en las cosas lindas que podría comprar con un sueldo. Se hizo la hora y con el presentimiento de que no iban a atenderme aún, volví al local.

Chica caja: hola... no vino todavía la chica ¿querés darte una vuelta tipo 11? seguro va a estar...

Y: sí, dale, no hay drama...

Y me fui sonriendo, pero por haber estado en lo correcto, era obvio que no quería volver como un idiota cada 30 minutos, pero bueno, así es la vida supongo (?)
No me acuerdo qué hice para pasar ese rato pero cuando se hizo la hora, aparentemente la entrevistadora ya estaba en el local así que me hicieron esperar sólo 23 minutos más y me atendieron.
Subí unas escaleras y en el primer piso me atendió Adriana, parecía una de las dueñas, o parte de la familia que era la dueña de la compañía. Había bastante gente trabajando en ese lugar y se notaba que trabajaban mucho, el lugar estaba desordenado pero organizado a la vez, más bien era un quilombo y los únicos que sabían dónde estaba todo eran ellos (y hasta por ahí nomás).

Adriana fue mi entrevistadora, me preguntó mucho sobre mi familia y poco sobre mí mismo, cuando le dije que tenía 19 años y que era mi primera experiencia me dijo: - hay sos muy chiquito... bueno, si querés te hago la prueba hoy, la hacés ahora y parás 20 minutos para comer y después te quedás hasta las 7, o andá a tu casa y volvé tipo una, una y media.-

Ahora que recuerdo, cuando Adriana me contó cómo iba a ser el "trato", dijo bien claro que yo trabajaría haciendo la prueba esos días de 9 de la mañana a 18, 19 hs más o menos, que el sueldo era el básico mínimo de los empleados de comercio y que los días de prueba se pagaban con viáticos incluidos, recuerdo muy bien cuando dijo "los días de trabajo YO los pago", eso me sacó la duda al menos de saber si eran más o menos cagadores que los de la última vez. 

Terminé volviendo a mi casa a almorzar ya que no tenía plata para comer en el centro. Tuve el tiempo justo para tomarme el colectivo, comer y volver. Cuando llegué por octava vez al local Adriana me mandó a que ayudara a "Clari" (así se llamaba si mal no recuerdo) y me dijo que sólo podía recibir órdenes de ella, de Aldo (parte de la familia si no me equivoco), de la ya mencionada Clari y de la Señora Elda, que parecía ser la que poseía mayor jerarquía en el lugar y mayor cantidad de años por igual.

Clari tenía una cara de orto como pocas veces he visto, lo cual era totalmente entendible “nadie puede ser muy feliz ni estar del mejor humor cuando es explotado” diría mi madre, y en un principio me trataba forzadamente bien. Después de unas horas no aguantó que no pudiera etiquetar bien unas prendas y empezó a tratarme como el orto, no soy sensible al maltrato de nadie así que seguí haciendo lo mío, tratando de no cometer errores y listo.

El trabajo no me gustaba, era horrible, empecé a entender un poco a Clari y al resto de la gente que me rodeaba, ninguna de las chicas parecía feliz, el único más o menos optimista era el pibe que hacía reposición, pero el resto de la gente estaba de mal humor y bastante alterada, un ambiente nuevo para mí al que no iba a ser muy lindo acostumbrarse.

Pasaban las horas y yo tenía sed, ganas de mear y tirarme pedos, por supuesto dejé mis necesidades para después, lo único que hacía con carpa de tanto en tanto era mirar la hora, tengo una manía con eso, necesito saber qué hora es a cada rato.

Finalmente se hicieron las 8 de la noche y yo ya quería irme a la mierda para no volver nunca más. Está bien, necesitaba el trabajo, pero francamente prefería limpiar vidrios a volver a ese lugar.
Después de llevar unas 19 bolsas de tela del depósito a la planta baja me dejaron ir a mi casa. Estaba en la puerta del local cuando Aldo me dijo: -Andate con los chicos para ver dónde es el depósito y bueno... mañana te esperamos a las 9, hasta esta hora más o menos-

Yo: buenísimo (con una sonrisita de falsa, falsísima satisfacción), una pregunta señor Aldo

Aldo: sí, decime

Yo: Adriana hoy en la entrevista me dijo que los días de trabajo durante la prueba ella los pagaba, con viáticos y todo ¿arreglo con ella ese tema?

Aldo: no... ¿Ella te dijo eso? no... Nosotros no pagamos los días de prueba, pagamos los días de trabajo en blanco, cuando ingresas.

Yo: ah bueno, debo haber entendido mal, me voy con los chicos al depósito entonces… 

Aldo: bueno bueno, nos vemos mañana.

Yo: nos vemos. 

Pedazo de culiados -pensé yo- y caminé directo a la parada del colectivo, ningún deposito.
Sé lo que pensarán muchos, porque ya me lo dijeron algunos otros: que no tenía que haber preguntado eso, que tendría que haber vuelto, que derecho de piso, que pin que pan, que esos días en una de esas si me quedaba los recuperaba, y muchas cosas con las que, teniendo en cuenta que me mintieron, que ya pasé por eso y que mi situación económica no es crítica, estoy totalmente en desacuerdo.
Es obvio que otro que se la aguante más que yo va a tomar el puesto, quizás esté mal que haya tirado todo a la mierda antes de empezar, algo dentro de mi me dice que lo está, pero bueno, elegí aprovecharme de mi situación (relativamente poco demandante), y seguir en la búsqueda de algo mejor, a trabajar para personas poco serias y explotadoras.
Ya he pensado en que si voy a dejar que alguien me explote, ese voy a ser yo mismo y así terminar (espero) con las crónicas de un perdedor.







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1 comentario:

  1. EL MUNDO ENTERO QUIERE QUE SIGAS AL PEDO! JAJAJAJAJA.


    UN BESO GRANDE NAHU, http://malatendida.blogspot.com :)

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